Historia, costumbres y cultura
Marruecos es el perfecto punto de inicio para comenzar a explorar África.
El país ha sido habitado desde tiempos inmemoriales. Los bereberes o Amazigh “hombres libres”, se instalaron en el norte de África 3.000 años A.C. y hoy forman casi el 70% de la población total.
Durante siglos, los bereberes se mantuvieron impenetrables a la dominación e influencia de otros pueblos expansionistas –romanos, árabes, turcos, españoles, franceses- y han podido conservar una de las culturas más fascinantes del continente.
A sólo 14 km de España, es un destino que sorprende con su arquitectura, colores, estimulantes aromas y hospitalidad de su gente.
Su Maronquinerie ha sido apreciada comercialmente desde el siglo XVI. Una herencia igualmente rica aún se mantiene viva en la producción de alfombras, alfarería, joyería y tallas de madera.
En las seductoras ciudades que han sido capitales de este reino, Meknes, Rabat, Marrakech y Fez descubrirá bellas mezquitas, madrasas o escuelas, patios, jardines, bebederos públicos. Paseando por las callejuelas de las Medinas, se divertirá practicando el arte del “regateo” en los coloridos zocos.
Al atravesar el Alto Atlas, la cadena montañosa del Rif; al caminar las playas del mar Mediterranéo y del Atlántico y pasando una noche en el desierto con un techo de millones de estrellas, el viajero sentirá que el tiempo se detuvo y que valió la pena descubrirlo.
Marruecos abre los sentidos y estimula.
Gastronomía
La comida marroquí es muy buena y gustosa. Se puede comer a cualquier hora del día ya que su gente siempre está dispuesta a preparar un tajine. Los platos, por lo general, son a base de verdura y carne. En casi todos los restaurantes sirven un menú que incluye una entrada, el plato principal y el postre a un precio razonable. La calidad de los alimentos, las especies y la forma de elaboración le dan el verdadero sabor de lo casero a todas las comidas.
Entre las típicas especialidades encontrará la harira – una sopa muy gustosa elaborada con diferentes ingredientes – que se consume mucho durante el Ramadán; el cuscús o couscous, un plato a base de sémola combinada con huevo, pollo, cordero o verduras. Junto al tajine es el plato marroquí por excelencia. Para que la sémola adquiera el sabor de los demás ingredientes, demanda mucho tiempo y paciencia.
Otra de las comidas famosas es el Tajine. Un estofado con verduras y carne de cordero o pollo con muchas especies. También puede ser agridulce, con orejones, ciruelas y sésamo. Tajine es el nombre tanto de la comida como del cacharro que se utiliza para cocinarla. Por lo general, los restaurantes ofrecen una selección buena de comida e incluyen platos marroquíes típicos, comidas francesas, italianas o españolas.
Para quien disfruta descubriendo las cualidades de la cocina extranjera, otra especialidad es la Pastela: hojaldre con carne de pichón.
Las confituras en masa fila, con almendras y nueces trituradas embebidas en almíbar son un manjar. Las encontrará en ciertas pastisseries. Y los batidos de variadas frutas naturales con frutas secas son ideales a cualquier hora del día y están en casi todas las cafeterías y bares.
Bebida:
La bebida nacional es el té hecho con té verde, menta fresca y mucha azúcar. Es muy refrescante y su consumo es una parte de la cortesía social marroquí.
El café es muy fuerte, excepto en el desayuno.
No hay ninguna prohibición general sobre el consumo de alcohol. Se encuentran en supermercados, ciertos restaurantes y bares.
Los vinos localmente producidos, cervezas y agua mineral son excelentes.
Las bebidas de importación suelen ser caras.